02 agosto 2006

OMC, unos deben perder

Y otros deben ganar. No. Unos debe(mos) dejar un poco de ganar -tanto-, y otros tienen que dejar de perder –algo, por lo menos: algo.
J. Nash, J. Bentham y J. Rawls. Al primero seguro que lo recordarán por el hollywoodense biopic: 'Una mente maravillosa'; el segundo, y para ubicarlo, pónganlo al lado de A. Smith y como tutor de J. Stuart Mill, y el tercero es conocido -confíen en mí- por sus aportaciones a la filosofía de la justicia. Todos liberales -de los de verdad, no de los neo-xxx- y sin la menor sombra de un izquierdismo mesiánico o divine. Vuelvo a lo que quiero ir: sólo puede existir reciprocidad en las transacciones comerciales, sustancia de la OMC, si un incremento en el beneficio del grupo más aventajado (GMA) implica un incremento del beneficio en el grupo menos aventajado (gma). Si este no es el caso, y actualmente no lo es en las relaciones entre los más altos GMA (G7) y los más bajos gma (África) - entre los aspirantes a grandes actores, tampoco lo es dentro de sí mismos: China, Brasil, India, pero eso no es tema de la OMC-, las transacciones ya no son recíprocas: son tendenciosas y benefician a una de las partes (GMA) en detrimento de la otra (gma). Los análisis utilitaristas de Nash y Bentham, determinando matemáticamente los puntos de maximización de las utilidades, demuestran que para alcanzar esos puntos de máxima eficacia es necesario que a una parte de la sociedad, los gma, se les despoje de parte de su renta y sea transferida a los GMA ¿les suena la situación? Lo que es racional y útil para la sociedad, vista como un todo monolítico, no tiene por que ser (no suele ser) razonablemente útil para los individuos particulares que componen esa sociedad. Ése es un principio de realidad que los neo-xxx se empeñan en negar una y otra vez, algo así como por ejemplo: si yo tengo 10 casas y usted ninguna, pues nada, que la media es de 5 casas per cápita (La señora Esperanza Aguirre debería aplicarse lo hasta aquí dicho antes de lanzar fuegos de artificio como los expuestos en su artículo de opinión del 01/08/2006). Rawls, en ' Justicia como equidad', cap. 18.1 y siguientes, analiza las reglas del utilitarismo para la distribución de bienes entre los GMA y los gma y extrae la siguiente conclusión: sólo puede existir una opción de justicia, y por ello, una opción de estabilidad, si en la curva de utilidades sabemos pararnos en el punto en que cualquier nuevo incremento del índice de participación de los GMA implica un decremento del de los gma. Y hoy y aquí, este punto está mas que dejado atrás: es necesario y urgente retroceder en esa curva (dejar de inundar con productos de consumo, manufacturados o no, los mercados de los gma es básico) para que los más entre los menos (África) tengan alguna posibilidad. Y con ellos, nosotros.

01/08/06

La falsa adhesión

Los hermanos Pellicer fueron declarados culpables de un 'delito de adhesión a la rebelión'. Hasta aquí, nada que nos sorprenda. La Sala de lo Militar -a instancia de un recurso de revisión interpuesto por Coral, hija de uno de ellos: José- deniega mediante auto, con un voto particular, el del magistrado Calvo Cabello, la anulación de las sentencias invocando que no existe fundamento para tal revisión porque, entre otras cosas, no estamos ante 'una resolución [que] se base en hechos declarados falsos o conseguidos de forma ilegal' ¡Asombroso! Los hermanos Pellicer fueron condenados, y perdonen la reiteración, por su 'adhesión a la rebelión', lo cual es a todas luces falso, falsedad que ha sido perfectamente argumentada por historiadores de toda condición: quienes se rebelaron contra la legítima autoridad fueron unos determinados jefes militares: los que ganaron la guerra incivil y condenaron, entre otros, a los Pellicer. Me declaro lego en la materia, pero me sorprende como la propia Sala de lo Militar es capaz de poner negro sobre blanco tamaña contradicción: no admitir a estas alturas que la 'adhesión a la rebelión', hecho atribuido por los militares rebeldes a los ciudadanos (militares o civiles) leales al gobierno legítimo de la II República, fue a todas luces un argumento basado en un hecho falso es, como mínimo, temerario. O peor.

27/07/06